La Noria y las Redes Sociales

Estos días se ha planteado en la sociedad española un debate que trasciende lo inmediato para plantear una serie de cuestiones de fondo sobre el papel de las redes sociales como aglutinantes de la sociedad civil, además con poder de decisión. Me refiero a la polémica suscitada por la decisión de la cadena de televisión Telecinco de pagar a la madre de un individuo implicado en el asesinato de una menor, para ser entrevistada en el programa La Noria.

Las redes sociales han servido de soporte a la creación de un clima  de opinión absolutamente contrario a esta actuación de Telecinco, con la particularidad de que no se han limitado a expresar su disgusto o desacuerdo con esta decisión, sino que han pasado al ataque, escogiendo un flanco razonablemente desguarnecido: las empresas que se anuncian en ese programa.

No entro ahora en el análisis de la forma en que se contratan las inserciones publicitarias por parte de las centrales de medios, ni en ponderar hasta qué punto los anunciantes controlan donde aparecen sus mensajes, lo que quiero resaltar es cómo la sociedad civil ha encontrado en las Redes Sociales una magnífica herramienta para organizarse y hacer oír su voz, al margen de los circuitos políticos establecidos. Una herramienta  que está cambiando las reglas del juego democrático.

Lo novedoso en este caso es que han involucrado  en la polémica a los anunciantes, actores no previstos, pero preocupados por su “reputación corporativa”, otra novedad: ya no basta con vender  productos o servicios,  demandados por el mercado y a precios razonables, ahora también cuenta  la reputación, la buena y la mala -como en  el poema de Georges Brassens que cantaba Paco Ibáñez-,  ya que ésta influye decisivamente en la Cuenta de Resultados.

El poder del movimiento ha sido  tal que, en pocos días, más de veinte firmas han retirado ya su publicidad del programa, entre ellas  Campofrío, Puleva, Bayer, Nestlé, Panrico, Milner, Banco Sabadell, La Razón, Reale Seguros, L’Oreal, Loterías y Apuestas del Estado, Ausonia, El Corte Inglés, Decathlon, Chevrolet, Audi, Bimbo, Vodafone, Hero, Inffinity Petcare, Fontaneda, Danone y Mercedes-Benz. Las pocas que aún quedan no creo que tarden en retirarse, puesto que ahora quedan en una situación especialmente comprometida en la que dan la impresión que quieren apoyar expresamente al programa y sus contenidos.

Hay más: para los días 15 y 16 se ha convocado un  “apagón”;  no conectar Telecinco durante esos dos días. No sé que resultados tendrá esta nueva iniciativa; pero en cualquier caso las repercusiones económicas para Telecinco ya están siendo importantes.

Lo más llamativo de este movimiento, iniciado por una sola persona ante su ordenador, el periodista Pablo Herrero, es la constatación de que la opinión pública y los movimientos sociales ya no se generan desde los aparatos de los partidos políticos o los grandes medios de comunicación. Algo está cambiando, y algo muy importante: la recuperación del poder por la sociedad civil a través de Facebook,  Tuenti o Twitter. Hoy el poder, la movilización de la sociedad,  no se consigue llenando una plaza de toros en un mitin, está en la red, y los protagonistas somos usted, que me está leyendo, yo, y muchos cientos de miles más.

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