Siempre he pensado que la biografía es uno de los géneros literarios más complicados. No se trata sólo de ofrecer una relación, más o menos exhaustiva, de fechas y  hechos. Es algo más: descubrir y poner de manifiesto el hilo conductor de la vida de la persona biografiada, el “argumento” de esa  vida, como hace Covadonga O´Shea en su reciente libro sobre Amancio Ortega, el creador de Zara.
            El subtítulo me parece más  acertado que el título: “Lo que me contó de su vida y de su empresa”.  De eso se trata, de una larga conversación  -una conversación de años- con Amancio Ortega y sus colaboradores, en la que se va poniendo de manifiesto la estructura sobre la que se arma la vida de este empresario y cómo su vida se va proyectando en su empresa, dotándola no sólo de eficacia, sino también de alma.
            Son muchas las sugerencias de Amancio Ortega sobre gestión empresarial que la autora va recogiendo. Todas juntas conforman un tratado muy pegado al terreno. Se habla de innovación continua: “Siempre pensé que para triunfar teníamos que poner la organización  boca abajo cada día” (pág. 45). De enfocar la organización al cliente: “jamás se puede perder de vista al cliente” (pág. 48), lo que le lleva a dar un giro radical al negocio de la moda: “fabricar lo que entiendo que van a demandar los clientes” (pág. 79). Pasar de proponer al cliente lo que tiene que llevar cada temporada a fabricar lo que prevé que ese cliente va a desear llevar. Estar al lado del cliente, convencido de que “nadie compra sólo por precio” (pág. 67).
            Se ha hablado mucho sobre “el modelo Zara”, en revistas de gestión y en escuelas de negocio: todos hablan de la integración de procesos, que le lleva a una agilidad en la fabricación y distribución difícilmente superables. Pero el modelo estaba ahí, al alcance de cualquiera:  “no hay sectores maduros, en los que ya está todo descubierto, sino empresas o directivos con mente cerrada que se resisten a la innovación” (pág. 71).
            Todo esto, y bastante más, en un marco muy definido: “tener muy claros los objetivos, para no salir de tu propia línea de negocio” (pág. 89) y “apuntar a la excelencia desde el día cero” (pág. 101). Esa claridad en los objetivos y en la definición del modelo de negocio es la  que proporciona la fortaleza necesaria para gobernar la empresa: “Si me hacen cambiar mi forma de vida,  no salimos a Bolsa y yo sigo viviendo tan tranquilo … , a mí dejadme trabajar, que es lo que sé hacer”(pág. 111).
            Todo esto son técnicas experimentadas aprendidas con sentido común y una gran capacidad de ponderación de la vida diaria apoyada en valores. Para eso hay que poseer, y utilizar, la inteligencia que “es lo que lleva a apreciar la belleza” (pág. 92) y al convencimiento, traducido en hechos, de que la empresa se construye a partir de las personas. “Esta compañía no la hago yo. Son muchas las personas que la sacan adelante en cualquier puesto de trabajo” (pág. 107). La coherencia con esas ideas lleva a delegar aún en temas importantes:  Con respecto a la estrategia de expansión para los próximos años “haremos lo que diga Pablo (Pablo Isla, vicepresidente de Inditex). Es él quien decide. Yo, por supuesto, le apoyaré” (pág. 226
            La clave del personaje y de su empresa está en una afirmación rotunda que deja caer casi como de pasada: “Yo quiero una empresa con alma, formada por personas con alma” (pág. 187).
            La mitología griega nos ha dejado relatos que siguen siendo actuales: Pigmalión talló la escultura de una mujer. Resultó una obra tan perfecta y hermosa que se enamoró de ella, y fue tan intenso su amor, que los dioses le otorgaron vida a esa estatua: así nació Afrodita.
            Como Pigmalión, como Amancio Ortega.  Las obras se hacen grandes, adquieren vida propia, cuando, además de inteligencia y perfección técnica se es capaz de enamorarse, de poner lo mejor de sí mismo, para tratar de mejorar al objeto de nuestro amor. Para eso hay que poner en juego los valores personales.  Nadie da lo que no tiene. Las técnicas se aprenden en la Universidad o en las Escuelas de Negocios. Los valores se cultivan desde dentro, usando de nuestra libertad personal para adecuar nuestro ser a nuestro deber ser y transmitirlo a la empresa.      Ese es el secreto de Zara, y eso se refleja también en la Cuenta de Resultados.   
10.02.09

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