Aquí tenemos, en sólo 27 segundos, una magnífica lección de lo que ocurre cuando se trata de engañar al mercado, a nuestros clientes.
Se puede hacer alguna vez, puede ser rentable a corto plazo y, a veces, resulta hasta divertido; pero el final siempre es el mismo. El mercado se revuelve contra mí, mi reputación queda arruinada y será difícil que vuelva a conseguir engañar a alguien.
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