EL MEDIO ES EL MENSAJE

Las hermandades están hechas para evangelizar, que es comunicar el mensaje de Cristo.   Desde la  Contrarreforma (s. XVI) una de las formas más efectivas de evangelización han sido las salidas procesionales en la Semana Santa, los pasos  explicaban plásticamente a una población a lo mejor no muy instruida los hechos fundamentales de la Pasión.


Esta manera de transmitir los mensajes evangélicos ha ido ganando fuerza, especialmente ahora  que  los modelos culturales se crean, fundamentalmente, a partir de mensajes en los que se mezcla la imagen y el sonido.  En los más jóvenes la influencia de este modelo de comunicación  es más intensa, en ellos la estética y el lenguaje de los videoclips condicionan en ocasiones su percepción de la realidad y sus patrones de comportamiento

La  cofradía en la calle con sus pasos, música y cuerpo de nazarenos, que  van pasando  sin solución de continuidad; el paso andando sobre coreografías costaleras al son de marchas procesionales, entre nubes de incienso, a la luz de la candelería; los espectadores que se integran en la  procesión al meterse en la bulla, delante del paso, andando de espaldas. Todo ello enmarcado en distintos rincones de la ciudad que van presentando distintos escenarios y decorados, crean un espectáculo audiovisual insólito, una inmensa coreografía que se ha ido decantando durante siglos y en la que cada uno sabe perfectamente cuál es su papel.

En los años setenta alcanzó gran notoriedad, que se mantiene,  un profesor canadiense: M.  McLuhan. Su teoría sobre los medios se sintetiza en una afirmación: «el medio es el mensaje». Quiere decir que el medio por el que se transmite una información  (prensa, radio, televisión, internet, etc.) puede terminar por imponerse sobre esa información, condicionándola.  

Enlazando los dos temas surge la duda de si ese medio tan potente que utilizan las hermandades para lanzar su mensaje  no puede estar devorando al mensaje en sí. Si la fuerza abrumadora del medio para evangelizar  que constituye una hermandad en la calle, que afecta a los cinco sentidos como hemos visto,  no estaría  apoderándose del mensaje que pretende transmitir.

No me atrevo a afirmar nada, pero dejo planteado si los medios están alterando el mensaje percibido por los hermanos y fieles en general y convirtiéndose en un fin en sí mismos, convirtiendo al medio en el mensaje.

No se trata de crear complejas oficinas de comunicación, sino de ser conscientes de que la comunicación en las hermandades tiene como fin reforzar su imagen corporativa, su calidad como entidad comunicadora, para evangelizar más y mejor  y crear opinión pública, cultura. Eso requiere:

  • El conocimiento profundo de la naturaleza y fines de las hermandades,  y  de la identidad de la Iglesia como institución. También de los  contenidos de la fe.
  • Identificar el  ámbito culturalen el que se desenvuelven las hermandades y  su dinámica, para incorporar o rebatir nuevas tendencias..  
  • -Ser conscientes de la potencia comunicadora que tienen las cofradías en la calle, procurando que su  mensaje evangelizador no quede difuminado por el medio en que se transmite.
  • La cofradía no es el único medio de comunicación, o evangelización, de la hermandad. Sus interlocutores son varios:  medios, hermanos, sociedad civil o Iglesia institucional, entre otros. Cada uno tiene unas necesidades de información distintas y también formas diferentes de atenderlas. 

Conviene estar atentos para evitar que una excesiva preocupación por el medio de evangelización por excelencia impida que el mensaje llegue nítidamente a sus destinatarios.  Si la cofradía  no sirve para aumentar y reforzar la fe de los participantes o espectadores, sencillamente no sirve.

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