La anécdota es vieja: dos cazadores se ven sorprendidos por un león que va hacia ellos, sin tiempo para reaccionar. Uno suelta el rifle y echa a correr; el otro se sienta a calzarse unas zapatillas de deporte.
El que ya ha salido corriendo le grita:
– ¡Estás loco!, ¿crees que vas a correr más que el león?
– Es que no tengo que correr más que el león; sólo tengo que ser más rápido que tú.
Es el mismo caso que se presenta cada día en el mundo de la empresa, o mejor, en el mercado. A veces nos empeñamos en enfrentarnos a todos y a todo: a la caída del consumo, a la competencia, a los costes laborales, a la ausencia de financiación, a la morosidad de los clientes y el apremio de los proveedores. Correr más que el león, en definitiva, cuando lo que tenemos que hacer es identificar a nuestra competencia y tratar de ser mejores que ellos, apoyándonos en nuestros puntos fuertes, en nuestras ventajas competitivas, y tratando de obviar nuestros puntos débiles, que todos los tenemos.
No es tiempo de activismo desenfrenado, sino de serenidad: de analizar la situación, cada situación. Ese análisis abarca puntos muy concretos: identificación y análisis de datos; formulación de alternativas; evaluación de las mismas; toma de decisiones; comunicarlas a quienes las tienen que llevar a cabo, y cumplir lo decidido.
Eso es dirigir en tiempos de crisis. Lo demás es correr hacia ninguna parte para terminar alcanzado por el león.
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