Un problema recurrente en las empresas familiares es la formación del sucesor, de la persona llamada a continuar con la dirección de la empresa. Aún en el supuesto de que esta persona tuviera una excelente formación académica y conociera el negocio desde pequeño, la dirección efectiva de una empresa tiene una serie de matices que no son fácilmente identificables y transmisibles.
La respuesta convencional a este problema suele ser la participación del futurodirector en un seminario de formación de directivos, algunos específicos para empresas familiares, impartidos por conocidas escuelas de negocios con un nivel académico excelente; pero no es suficiente. En la dirección de una empresa hay que aportar conocimientos, habilidades y actitudes, en la proporción adecuada. Este mix es muy personal y difícilmente puede ajustarse a cada participante.
En el Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme® hemos tratado de dar respuesta a esta necesidad con el Plan de Desarrollo Personal. Tras una serie de entrevistas, se obtiene el perfil del participante en el programa y de sus necesidades formativas. Estas necesidades se refieren no sólo a los conocimientos que debe adquirir, sino a las habilidades que debe desarrollar y, lo más importante, las actitudes, los valores, los modelos de decisión a adoptar en el desempeño de la dirección empresarial.
A partir de aquí se prepara un programa específico para esa persona, que se va desarrollando en sesiones semanales de una hora y media. A estas sesiones se suma el trabajo que el participante debe realizar en su empresa durante esa semana. También se mantienen reuniones de trabajo con empresarios en activo, para que puedan conocer sus experiencias, y visitas concertadas a organizaciones empresariales y escuelas de negocio, para ir introduciéndose en el mundo empresarial..
Los resultados de esta formación diseñada “a la medida” e impartida en sesiones de trabajo personales son espectaculares. El éxito del programa no radica sólo en la calidad de los conocimientos transmitidos, que también, sino en detectar sus necesidades formativas y poder atenderlas desde una perspectiva mucho más amplia que la simple transmisión de conocimientos.
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