El espíritu de la empresa

Era un pequeño comentario casi perdido en una entrevista de la prensa económica a Begoña Zunzunegui, la fundadora y presidenta de BECARA, una empresa dedicada a muebles y objetos de decoración. En ella contaba cómo creó su empresa, con veinticuatro años, y cómo la sacó adelante. También uno de los momentos más duros de su vida profesional: en mayo de 2006 un incendio en la fábrica de Madrid acabó con BECARA. “La desolación es indescriptible, decía la protagonista de la historia. Pasé las dos primeras horas de pie, viendo cómo todo se desmoronaba. Pensé que no lo resistiría. Pero una empresa no se quema; una empresa es el espíritu. Es como la familia, las cosas pueden ir bien o mal, vivir en un sitio o en otro; pero la familia es la misma. Es lo que cuenta”.

            Hay que añadir un pequeño detalle: cuando se le quemó la empresa Begoña Zunzunegui tenía ya setenta años. Pero se superó y hoy BECARA tiene, además de una nueva en Madrid, fábricas y oficinas en Beijing, Delhi y Yakarta y emplea, en todo el mundo, a más de dos  mil personas.

            Tiene las ideas muy claras y las transmite con una aplastante sencillez.  Cuando le preguntan cómo se saca adelante una empresa hoy la respuesta es contundente: “Luchando, no hay otra forma. Hay que potenciar la creatividad, la tenacidad, la capacidad de riesgo y dedicarle horas, muchas horas. El éxito se alcanza dando pasos, no saltos”.

            Así son las cosas. Muchas veces las grandes ideas no se encuentran en libros importantes o en doctas conferencias, sino en una sencilla entrevista de la última página de un periódico, la que se suele dedicar a reportajes amables y divertidos.

            La empresa es algo más que unas instalaciones, unos ordenadores, una maquinaria y unas ventas. Es, antes de todo eso, una comunidad de personas que se perfeccionan, que mejoran  como personas en su trabajo en la empresa y  mejoran a la sociedad. La excelencia empresarial no es más que la suma de la excelencia personal de cada uno de las personas que la integran.

            Si lo entendemos así, si en la empresa -y en la familia- ponemos el foco en las personas, individualmente, una a una, en su total dignidad, el trabajo adquiere una nueva dimensión: la creación de valor en lo económico, en los productos, en los procesos y, especialmente, en el entorno. Esa sí es verdadera ecología empresarial.

            Un último apunte: con estos antecedentes es normal que a Doña Begoña Zunzunegui le hayan concedido la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Se la merece, ¿no cree?

(Comentario emitido en la Cadena COPE el día 6 de junio de 2012)

3 comentarios

  1. Manuel

    Me quedo con esta frase: “El éxito se alcanza dando pasos, no saltos”.
    Durante esto últimos años hemos perdido la perspectiva y las empresas han crecido dando saltos, ahora solo sobreviven los que han ido dando pasos.
    Un amigo empresario para ello utiliza una expresión muy del sur:”pasito dao y bandera puesta”.
    Es la única forma….

    Felicidades por tu blog es realmente interesante.

    Manuel C.

  2. Ana Fernández Medina

    Me parece muy aleccionador tu artículo. Yo también soy partidaria de dar pasos y no saltos!!!! Te animo a seguir con estos artículos tan intereantes y enriquecedores para todos!!!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *