Efebocracia cofrade

P.- Resulta que en mi localidad hay una Hermandad de Gloria. El pasado mes de diciembre fueron las elecciones para la nueva Junta de Gobierno. Ha salido una candidatura de “gente joven” porque dicen que “los mayores” no tenemos nada nuevo que aportar. Desde luego que me conformo con el resultado de las votaciones, es lo que han decidido los hermanos; pero no me parece bien esa división entre jóvenes y viejos, dando el protagonismo a los primeros y arrumbando a los “viejos”. ¿Está de acuerdo?

R.- Estoy de acuerdo; pero eso no es nuevo, la idea de que la juventud es un valor en sí misma y supone especiales aptitudes para resolver los problemas no es nueva. Ya en 1927 Ortega y Gasset acuñó el término de ´efebocracia´ para designar ese nuevo criterio de selección, en el que la edad y apariencia externa priman sobre la experiencia y el talento. En esta nueva forma de clasismo a los candidatos no se les pide capacidad, simplemente juventud.

Hasta tal punto ha calado esa idealización de la juventud como valor absoluto que no hace mucho algún político joven dijo en público que a partir de los cuarenta, creo recordar, a la gente se le debería impedir dedicarse  a la política.

Tampoco hay que pasarse al otro extremo: sostener que sólo son válidas las personas mayores.  En realidad el único criterio válido para seleccionar una candidatura, o cualquier otro grupo de trabajo, es el talento, y éste no es privativo de los jóvenes, ni de los viejos, ni de los hombres, ni de las mujeres. Proponer como  argumento de una candidatura el que sus integrantes son jóvenes me parece tan ridículo como si se presentara otra que argumentara que todos son mayores. La ideal es una Junta en la que cada puesto esté ocupado por personas con capacidad y actitudes que se ajusten a su cometido, con independencia de su edad, sexo, situación económica, formación académica o cualquier otra circunstancia. ¡Que ningún grupo se quede al margen! Siempre que sean idóneos

No digo que esa nueva Junta de Gobierno de su Hermandad lo vaya a hacer mal, es posible que hagan un buen papel; pero si eso ocurre será porque son competentes, no porque son jóvenes.

En estos casos siempre podrá usted argumentar lo mismo que  Ronald Reagan -74 años- respondió a Walter Mondale -54 años- en un debate a las elecciones presidenciales. Mondale aludió a la edad de Reagan, pero éste le replicó: “No abordaré el tema de la edad … no voy a explotar la juventud e inexperiencia de mi oponente”.

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