Las motivaciones de los candidatos

P. En los últimos meses raras son las elecciones en las que no se presentan dos o más candidaturas, en muchas ocasiones además  con el añadido de impugnaciones y cruce de acusaciones de  todo tipo. No acabo de entender ese interés por “coger la vara dorada” a cualquier precio. ¿Cuáles son las motivaciones de los candidatos?, sería muy interesante hacer un estudio sobre este tema, ¿no cree?

R. No es para tanto. Desde luego unas elecciones con incidencias llaman mucho más la atención que diez cabildos de elecciones en los que todo se desarrolla con normalidad; pero es  cierto que en algunos casos se llega a situaciones imposibles de entender.

No sé si se podría  hacer un estudio de las motivaciones que llevan a los candidatos presentarse. Como objeto de investigación sociológica podría ser interesante; pero dudo de que fuera posible su realización con un mínimo de garantías de fiabilidad. Creo que es más sencillo tratar de agrupar esas motivaciones en cuatro grandes bloques y que cada uno trate de identificar cuáles son las suyas o las del candidato que solicita su voto.

Hay un primer bloque de motivaciones  que podemos agrupar en el conjunto de  gratificaciones que uno busca recibir en forma de reconocimiento social y otras por el estilo. Aunque no se lo crea, para algunos es la principal y casi única motivación.  En un segundo nivel estarían los conocimientos y actitudes que el candidato aspira adquirir en el cumplimiento de sus funciones. No cabe duda que la dirección de una hermandad supone desarrollar de una serie de actividades que pueden mejorar las cualidades humanas de quien las ejecuta. Pero hay más: hay quien está guiado por un verdadero afán de servicio hacia su hermandad y hacia todos y  cada uno de los hermanos, no sólo para proporcionarles una serie de “servicios” más o menos relacionados con los fines de la hermandad, sino también ocasiones de mejora personal como cristianos. 

Podría pensarse que en esta relación que le he expuesto se incluyen todas las posibles motivaciones de quién aspira a ser hermano mayor o a ocupar un puesto en la Junta de Gobierno de su hermandad; ¡pero estamos hablando de hermandades! y  quedaría incompleta si no incluyéramos también motivaciones religiosas: obediencia a Dios y darle  gracias, adoración y gloria. Sin esta motivación  la hermandad no pasaría de ser, en el mejor de los casos, un excelente grupo de auto ayuda, pero sin la dimensión trascendente que la caracteriza.

No digo que el  candidato ideal sea aquel que se mueve sólo por  motivaciones religiosas o trascendentes. Tampoco creo que exista alguien así. En realidad todos tenemos una mezcla, un “mix” como se dice ahora,  de todas ellas.  La clave está en que esa mezcla tenga en cada momento las proporciones adecuadas, que podrán variar según las circunstancias.

Volviendo a su pregunta. Además de difícil sería poco relevante ese supuesto estudio de las motivaciones de un hermano mayor para acceder al desempeño de sus funciones. Éstas son diversas y variables en el tiempo. Lo importante es tenerlas todas en cuenta y mantener una armonía permanente entre ellas.

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