EL MEDIO ES EL MENSAJE

Los estudiosos de la comunicación sin duda recuerdan a  McLuhan, que en la década de los setenta alcanzó bastante notoriedad con la propuesta de un modelo teórico que sintetizaba en una frase  breve y poderosa: «El medio es el mensaje». Con esta afirmación rotunda venía a decir, y no le faltaba razón, que el medio en el que se transmite un mensaje influye decisivamente en la forma en que se percibe ese mensaje, de ahí que los especialistas en comunicación adapten sus mensajes al medio en que van a ser enviados, para que alcancen su mayor eficacia.

En la época de McLuhan las tecnologías de la información se reducían básicamente a la radio y la televisión, además de la prensa escrita. Las nuevas tecnologías  no habían nacido aún o eran muy incipientes y al alcance de unos pocos investigadores, nada que ver con la explosión actual;  pero su afirmación  sigue vigente, incluso reforzada, en los nuevos soportes de la comunicación.


Hoy internet ha multiplicado las posibilidades de comunicación instantánea con cualquier punto del globo. Con un simple Smartphone cualquiera  puede crear y difundir mensajes hablados, escritos o audiovisuales de alcance global. La televisión puede ser terrestre, por satélite,  cable o  internet. La radio también. Es fácil y barato montar una emisora de cobertura mundial con muy poco presupuesto y medios. Tenemos modelos de redes como Twitter, WhatsApp, Youtube, Messenger, Tumblr, Linkedln, Instagram, Snapchat, … para todos los gustos y capacidades.

En el mundo de las hermandades esta facilidad para el acceso a medios que facilitan la divulgación masiva de mensajes, manejados por frikis cofrades, obsesionados por el número de “me gusta”, “retuiteos” o “seguidores”, actualiza el viejo principio de que el medio es el mensaje. Más aún: hoy  el medio se apodera del mensaje y lo contamina, envileciéndolo.

Salvo  los casos en que la fuente, el titular de la cuenta o emisor, sea una institución reconocida: hermandades, Consejo, personas plenamente identificadas, o empresas de comunicación solventes, es peligroso  aceptar “las redes” como fuente de información. En ellas lo accesorio se transforma en esencial  y lo que debiera ser esencial se pierde. Capataces, vestidores,  bandas, horarios,  recorridos  y supuestas disensiones internas, son los temas  sobre los que se emiten informaciones la mayoría de las veces inexactas o rotundamente falsas,  que no responden a los principios básicos del periodismo ni de la comunicación social. Se transmiten datos o chismes sin contrastar, opiniones sin fundamentar, sin análisis. No se crea opinión, sino estados de ánimo.

Un tema movido en las redes por capillitas obsesionados por los retuiteos, buscando las falsas polémicas con las que alargar los temas y los “likes”, crea una falsa percepción de la realidad que puede ser de un efecto demoledor, y termina por crearse una realidad paralela, virtual.

Se nos quedaban atrás los graffiti, las pintadas. No me refiero a grafiteros míticos como Banksy, sus obras están  llenas de chispa y metáforas que trascienden las barreras del lenguaje. Hablo de los gamberros que van ensuciando las fachadas  en su afán de «épater le burgeois», tratando de  provocar a la sociedad civil,  y evidencian  su indigencia intelectual. Cuatro descerebrados con un spray y colocados ponen en alerta a un barrio y crean una falsa percepción de revolución social.

Nadie me lo ha pedido; pero si alguien me solicitara un consejo sobre el uso de las redes sociales por las hermandades le sugeriría que se limitara a colgar información, no opiniones, conscientes de que la información sobre  la vida de hermandad también posiciona a ésta. Que no entre nunca en polémicas, tampoco para desmentir una información falsa, aunque ésta fuera injuriosa o calumniosa (en estos casos mejor acudir al juzgado de guardia, previa ponderación).

Por supuesto que las hermandades han de estar presentes en las redes y gestionar su web; pero este es un trabajo riguroso, que exige formación y profesionalidad, también la identificación  y el conocimiento de las notas diferenciales de la Hermandad que ha de identificar y difundir. Algo más, mucho más, que colgar mensajes informando de los actos realizados o por realizar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *