EL BELÉN DE MI HERMANDAD

Se acerca la Navidad. Tiempo sereno, entrañable. En cada casa, en cada hermandad  se monta un Belén,  ¿por qué no animarnos a montar también un Belén personal?


Para eso lo primero es asegurarnos un buen apoyo, una buena estructura. No se verá; pero es la base sobre la que montar todo lo demás. Son esas virtudes humanas –fortaleza, sobriedad, trabajo, lealtad y  tantas otras- que han de servir de soporte a nuestro Nacimiento interior.

            Ahora, sobre esa estructura bien sólida, podemos ir poniendo, con esmero constante, las casas, los talleres, los campos cultivados, en definitiva, el entorno en el que transcurre nuestra vida diaria. También las distintas figuras que nos acompañan,  a las que tenemos  que encaminar hacia el Portal con nuestra amistad, nuestro cariño y el buen criterio de nuestra formación personal, derrochando Caridad hacia ellos,  familia y hermanos.

            Algo muy importante en el montaje de un Nacimiento: diseñar horizontes de Esperanza. A veces en campos abiertos, otras veces a través de cuevas y desfiladeros que parecen abatirse sobre nosotros, pero que siempre encuentran salida hacia horizontes amplios y luminosos.

            Nos queda colocar las luces de la Fe, que iluminan cada rincón, dando relieves insólitos a lo más simple. A veces el Belén entero, nuestro Belén, parece quedarse a oscuras, sin más luz que un triste farol que titila moribundo; pero poco a poco, ese farol, que nunca se apagó del todo, se ve acompañado por un suave resplandor de  fondo que va creciendo hasta volver a llenar de luz y relieve a todo: sus paisajes,  sus ríos y a cada una de las personas que nos acompañaban.

            Ya está todo preparado. Sólo queda poner  el Niño, su Madre y San José. Sácalos de la caja de tu corazón –vieja y estropeada por el paso del tiempo (¡son ya tantos años!)- , donde los pusieron tus padres cuando eras niño. Acomódalos en  tu alma con la misma inocencia ilusionada que entonces.

          Este Belén del que hablamos, y que esta Navidad queremos actualizar,  empezaste a montarlo  el día de tu bautismo, se perfiló cuando te hiciste, o hicieron,  hermano y se completa estos días en que el Niño te invita a acercarte al Portal, junto con todos los que en estos años se han ido sumando a tu  Nacimiento, orientados hacia el pesebre:   familia, hermanos, amigos.

Así cada año hasta que el Niño te invite a entrar definitivamente en el Portal, a calentarte en el fuego de su amor en  compañía de la Virgen y San José, junto a las figuritas de quienes  nos precedieron y que allí te esperan para darte la bienvenida.

¡Feliz Navidad!

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