LA FAMILIA

Todos estamos de acuerdo en que la hermandad ha de ser una gran familia, o una prolongación de la propia familia, una afirmación rotunda y evocadora que no es sólo una frase hecha, sino la conclusión de un razonamiento que la fundamente.

Estamos en el Año de la Familia, convocado por el Papa el pasado día 21 de marzo y que se clausurará el 26 de junio del año que viene, razón por la que las hermandades han de esforzarse estos meses aún más en hacer realidad eso de que la hermandad ha de ser una prolongación de la familia.


No hay que ser muy agudo para comprobar que estamos inmersos en un proyecto de ingeniería social que incluye la deconstrucción de la familia. Más de un padre habrá visto cómo en los impresos de solicitud de plaza para el colegio de su hijo en lugar de la firma del Padre o la Madre, se solicitaba la  de «Persona Cuidadora 1» o «Persona Cuidadora 2». Hay algún colegio, fuera de Andalucía, en el que los alumnos a partir de los diez años han de manifestar en ese impreso su opción de género, a señalar entre ¡siete posibilidades!

¿Por qué tienen algunos esa fijación con la familia?, porque si el núcleo de una sociedad sana es la familia, anulando ésta se anula la sociedad natural, formada por personas libres, titulares de derechos anteriores al Estado.

Las hermandades sólo son posibles en una sociedad libre, de no ser así  esta asociaciones de fieles, instituciones de la Iglesia, dejarían de ser espacios de crecimiento interior para convertirse en curiosidades etnográficas herederas de los rituales de la religión tartésica más  menos adaptados a la sociedad actual (no es exageración, hay publicados algunos estudios en ese sentido).  Precisamente por eso una  de las misiones de las Hermandades es la mejora de la sociedad, y  ésta pasa ahora por el  fortalecimiento  de las familias de la hermandad y de todas las demás.

No se trata de ir contra nadie, ni entrar en batallas dialécticas entre modelos de familia, la ’alternativa´ y la ‘tradicional’,  sino a favor de la familia, lo que supone fortalecer la familia.  No se trata  de “luchar contra algo”, sino de “luchar por algo” y ese algo es la familia natural (fortaleza social), que se desarrolla y fortalece en una sociedad libre.

El próximo curso  la preocupación por el fortalecimiento de la familia ha de pasar a ser una de las actividades prioritarias de las Hermandades, además de los cultos, la caridad y la salida procesional,  proporcionándoles a sus hermanos  una formación actual, adecuada y cercana sobre el concepto de familia, fundamentando rigurosamente los conceptos,  y ofreciendo sugerencias, en forma de charlas, cursos de orientación familiar u otras actividades similares, para la mejor educación de sus hijos.

¿Cómo se hace eso?

Las ideas básicas están claras. Los últimos papas han publicado documentos doctrinales decisivos sobre este tema, en los que se fija con gran rigor y amplitud el concepto de familia natural, su naturaleza y fines:

Hay, por tanto, un cuerpo doctrinal actualizado y seguro al que acudir. La Archidiócesis de Sevilla,  otras diócesis también,  tiene una red de Centros de Orientación Familiar que presta ayuda tanto a familias como a instituciones y existen asociaciones y personas dedicadas a estos temas con doctrina sana y segura.

Dedicar el curso que viene una atención preferente al fortalecimiento de las familias no es sólo seguir las indicaciones de la Iglesia en el Año de la Familia, cuyo cumplimiento es obligado para todas las instituciones de la Iglesia; para las hermandades es también cuestión de supervivencia.

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